2 Comments
La Feria del Libro de Aguascalientes, la más antigua de México organizada por una institución estatal, cumplió 51 años. Las actividades del programa de está bella feria se diseñaron en torno a una serie de conmemoraciones entre las que destacan: el Año Internacional de las Lenguas Indígenas; 500 años de la partida de Leonardo da Vinci de este mundo; 500 años del viaje de circunnavegación de Magallanes-Elcano y de la llegada de Hernán Cortés a lo que sería México; 250 años de Alexander Von Humboldt; bicentenario del nacimiento de Walt Witman y Herman Melville; centenario luctuoso de Jesús Díaz de León y de Amado Nervo; 50 años de la llegada del hombre a la Luna . Al mismo tiempo, siempre al tanto del deber cultural y para robustecer la causa de la feria, Minerva Editorial —la mejor y más bella máquina de libros— llegó a la tierra hidrocálida con su título “Diario de Viaje a Italia” de Michel de Montaigne, y presentando por vez primera “Andanzas” de Mary Shelley, la más reciente publicación de la misma colección — Ínsula—, una potente serie de obras que explora el concepto del viaje desde la memoria misma del viajante, quien se aventura por el mundo para reflexionar a cerca de la realidad, y mediante la pluma registra su tiempo y su geografía. Ambas obras tuvieron el honor de ser presentadas por sus respectivos traductores: Alejandro González Ormerod y Camilo Rodríguez, quienes blandieron la espada de la palabra en el nombre de la literatura, dando a conocer íntimos detalles de sus respectivos trabajos, y siendo tal conversatorio moderado hábilmente por Andrea Pliego, especialista de la cultura italiana y cuidadora de los textos y la cartografía de la editorial. En esta ocasión no queda más que agradecer sinceramente el esfuerzo de la 51 Feria del Libro de Aguascalientes, así como a todas las instancias y organizaciones implicadas para tal efecto.
¡Qué vivan los libros, que viva la voz y la palabra, que vivan por siempre las ideas de los y las pensadoras y los y las representantes de la inteligencia humana! PRIMITIVO OLVERA DE W-RADIO NOS HIZO UNA ENTREVISTA FRESCA Y SABROSA EN LA QUE HABLAMOS DE MINERVA Y SUS COLECCIONES.
Una conversación con, Santiago Hernández y Alberto García Grillasca, acerca de su nueva propuesta editorial que busca explorar y honrar esa tecnología llamada libro.
por Alejandro González Ormerod Una de las decisiones más complicadas al traducir un diario de viajes no consiste en interpretar las expresiones o anacronismos de antaño, sino en tratar de evitar perderse en anglicismos modernos y errores en los que comúnmente incurrimos hoy en día. Ningún aspecto del texto ilustra mejor esta tendencia que en la traducción de los nombres de ciudades, pueblos, regiones y países del inglés al español.
Mary Shelley pasa por lugares bastante conocidos que no han perdido su lustre, ni su atracción turística, desde sus viajes a mediados del siglo XIX. Pero, la manera en la que nos referimos a estos lugares cotidianamente sí ha cambiado, o más bien —se ha vuelto más anglófono. Confieso que a veces yo también caigo en la trampa, pues ¿cómo se tiende a traducir de inmediato del inglés nombres de sitios como Sardinia, Corsica, Frankfurt o Innsbruck? La respuesta es; con dificultad, ya que en primera instancia uno se siente naturalmente inclinado a escribirlos igual, mas estos nombres ancestrales tienen traducciones ancestrales de los idiomas que históricamente los rodeaban, así que la traducción correcta al español habría de ser: Cerdeña, Córcega, Fráncfort e Innsbruck —ese último era una trampa, ya que resulta que se escribe igual en prácticamente todos los idiomas europeos excepto los directamente vecinos a la ciudad como el veneto (idioma nativa de Venecia y de Chipilo en Puebla) donde es Insbruc. La pregunta que le sigue a toda esta confusión es; ¿debería el traductor irse por lo comprensible o lo correcto? En esta traducción de Mary Shelley estamos procurando modernizar el registro de la gran señora para poder comunicar sus ideas y sentimientos de manera más efectiva a un público más amplio del siglo XXI —tal y como lo querría una romántica acérrima como Shelley. Pero en el caso de los nombres de los idiomas hemos decidido conservar su escritura correcta en español ya que, no solo se siguen usando estas traducciones hoy en día, sino que también demuestra la riqueza y evolución de estos diversos idiomas —sería una pena perder estas joyas de palabra al revoltijo de los anglicismos. Pero no se preocupen, la edición llevará un hermoso mapa para que no haya duda de que Fráncfort efectivamente se refiere a Frankfurt am Main en Alemania. por Alejandro González Ormerod Que Mary Shelley haya sido adicta al té no sorprende absolutamente a nadie. El té fluye tan profundamente en la historia y las venas de los ingleses al tal grado que numerosos académicos serios proponen que este estimulante fue uno de los mayores propulsores del desarrollo económico del Reino Unido.
¡Y vaya que es adictivo este brebaje caliente de hojitas cafeinadas! Al llegar a Kissingen, Alemania, el 21 de junio de 1842, Mary procura con desesperación conseguir una tetera y los insumos necesarios para prepararse una taza a como de lugar. Sin embargo, los pueblerinos no la comprendan y en sus diarios narra cómo se tuvo que dar a entender por medio de gestos y muecas hilarantes. Todo se desarrolla de manera muy picaresca; todos ríen y —más importante— los turistas ingleses logran conseguir su té. Diversión toda muy saludable y en familia. Pues no. Ya que, como todo en la vida, hay un lado más oscuro al té negro y tiene todo que ver con el momento histórico en el que Mary escribe en su diario: Justo en el momento en que ocurría esta graciosa escena en Alemania, se estaban disparando los últimos tiros de la Primera guerra del opio (1839-42), en la que el gobierno británico “defendió el derecho” de sus comerciantes a vender esa otra droga que le da nombre al conflicto. Vender opio en china en ese momento era ilegal (tal como en Inglaterra) pero a los ingleses no les importaba eso. Ellos le entraban al narcotráfico para asegurar cantidades suficientes de esa otra droga por la que intercambiaban el opio; el famoso té negro de China... |
AuthorEl viaje como fenómeno filosófico y como experiencia intelectual Archives
February 2020
Categories |